Somos más innovadores de lo que imaginamos

y tenemos una gran capacidad de actuar

La crisis del coronavirus nos hace conscientes de que el mundo es imprevisible y que las personas  tienen una gran capacidad de resiliencia.

Podríamos pensar que en un mundo globalizado, las viejas fábricas europeas quedaron sepultadas bajo kilos de polvo y fueron olvidadas y que las empresas estarían preocupadas principalmente por salvar sus beneficios. Pero la realidad nos ha mostrado que esto no es así ; que la solidaridad puede ir más allá de los beneficios empresariales. Numerosas empresas se han movilizado para ofrecer su apoyo en esta crisis. Por ejemplo, en Francia varias empresas (incluyendo empresas de moda de lujo) se organizaron para producir mascarillas y gel hidroalcohólico. La empresa alemana Bosch facilitó un kit de prueba rápida (con resultados en 2h30 en vez de los 24 horas iniciales). Así como las cientos de empresas en el mundo que empezaron a fabricar respiradores artificiales (incluyendo empresas españolas). 

Lo que ha resultado más sorprendente y  positivo ha sido la velocidad con la que se ha actuado y como se ha creado una cadena de solidaridad que no tiene precedentes.  Esto nos enseña que la emergencia facilita cambios radicales y rápidos. 

La escasez de camas para atender a las personas enfermas ha llevado a construir hospitales de campaña en un tiempo record. También la producción de material sanitario como mascarillas, respiradores ha sido una tarea muy innovadora por parte de diversas empresas que se han adaptado para responder a esta necesidad.

Nunca hemos visto medidas y acciones económicas y políticas tan rápidas y audaces. En algunos países se han aplicado ayudas sociales directas y focalizadas hacia los sectores más vulnerables o se ha gratificado al personal sanitario por su labor. También se ha adoptado medidas económicas audaces para evitar la recesión que puede venir. 

Por ejemplo, en Francia se está discutiendo sobre el “bono turístico” para ayudar a re-activar el sector turístico y  negocios de restauración (un sector que representa más de dos millones de empleos directos e indirectos). Esta ayuda permitiría una rápida recuperación económica del sector «a través del consumo». Este plan estaría dirigido principalmente al «50% de la población francesa que está por debajo del ingreso medio, es decir, al 40% que habitualmente no puede gozar de las vacaciones». 

El impacto de la crisis económica dependerá en gran parte de las decisiones que adopten los gobiernos. En la situación de incertidumbre en la que entramos se requiere de valores y actitudes muy vinculados al emprendimiento como la innovación, creatividad, flexibilidad, entre otros. 

Pero con esta crisis hemos aprendido que situaciones extraordinarias requieren de medidas extraordinarias y que si se puede.

 

Jessica Richard.

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