La bicicleta en respuesta al COVID-19

Para un mundo centrado en la regeneración y el cuidado, de nosotras mismas, de los otros y del planeta para un futuro sostenible»

Varias ciudades europeas están promoviendo el uso de la bicicleta como un medio de transporte ideal en el proceso de desescalada. 

En Londres, empresas de bike sharing como GoCycle o Fully Charged han proporcionado un servicio de bicicletas gratuitas a médicos y personal sanitario para que pudiesen evitar medios de transportes concurridos. En algunos barrios de Berlín, se han ensanchado los carriles bicis para poder mantener la distancia de seguridad de un metro y medio. En Madrid, en la fase de desescalada se ha reanudado el servicio municipal de bicicletas eléctricas BiciMad.

La ciudad de Milán, una de las ciudades más contaminadas de Europa y de las más golpeadas por el Coronavirus, ha recientemente anunciado su plan “Strade Aperte”, un plan que transformará 35 kilómetros de espacio vial para que lo puedan usar exclusivamente ciclistas y peatones.

En Francia, el gobierno nacional está estudiando medidas para que la bicicleta se convierta en el medio de transporte principal. Otros países como España y Alemania parece que quieren seguir esta línea.

Otros ejemplos importantes de fomento del uso de la bicicleta en respuesta al COVID-19 vienen de fuera de Europa. En Wuhan, por ejemplo, se ha mantenido su servicio público de bicicletas compartidas durante el estado de alarma, o en Bogotá se ha ampliado de más de 100 kilómetros los carriles bicis existentes.

Varios estudios evidencian que el COVID-19  ha incidido con mayor gravedad en los lugares con un aire más contaminado. La crisis del COVID-19 nos da la oportunidad de pensar en una movilidad distinta y más sostenible. Además de disminuir los contagios y perseverar en el distanciamiento social, promover el uso de la bicicleta significa apostar por una movilidad más sostenible, que reduzca el uso de los vehículos privados contaminantes, contribuya a mejorar la calidad del aire y promueva el autocuidado de las personas que la usan, como ha recordado Laura Vergara, coordinadora de ConBici.

Algunas asociaciones y redes en España y en todo el mundo, como Pedalibre, la Red de Ciudades por la Bicicleta, ConBici, la Federazione Italiana Ambiente e Bicicletta, promueven el uso de la bicicleta y proponen medidas concretas para fomentar su uso.

La dotación de infraestructuras adecuadas como las vías ciclistas y el acceso a los medios como el fomento de servicios públicos de bicicletas son indispensables, no sólo para la desescalada sino para salvaguardar la calidad del aire de nuestras ciudades en el futuro.

Elena Boschiero

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