COVID-19: el imperativo de la cooperación internacional y el multilateralismo
“La COVID-19 es una crisis, pero también una oportunidad, para aunar esfuerzos de nuevo, y mostrar la utilidad de la cooperación internacional y el multilateralismo”
Siendo una pandemia global, ningún país está a salvo de la COVID-19, menos aún con respuestas exclusivamente nacionales. Sin duda, hay distintas capacidades y responsabilidades de partida, pero sin cooperación y apoyo mutuo, el impacto de la pandemia puede ser aún más devastador para todos. Esta crisis, por ello, exige un nuevo esfuerzo de cooperación internacional.
La crisis de la COVID-19 define una agenda muy exigente para la cooperación y el multilateralismo. Esta se sitúa más allá de la tradicional ayuda al desarrollo, que supone recursos limitados frente a la magnitud de la crisis sanitaria y del colapso económico y social a escala mundial que la COVID-19 puede traer consigo. En esta crisis, se necesita una estrategia global y una respuesta multilateral robusta. Es necesario de trabajar con una perspectiva común en el G20 y en las instituciones financieras multilaterales para que en cada país haya suficiente espacio fiscal y de acción gubernamental para evitar el colapso sanitario, el desplome económico y una grave crisis social y, quizás, política. Ello dependerá en gran medida del acceso urgente a la financiación externa, que no debiera utilizarse, de manera oportunista, con objetivos estratégicos o de políticas de poder. En el ámbito interno, la falta de respuesta en sociedades fragmentadas por la desigualdad y la desconfianza política puede ser terreno abonado para partidos de extrema derecha, ultranacionalistas, con discursos militaristas, machistas, nativistas y xenófobos, que minarían aún más la necesaria cooperación internacional.
Esa estrategia global ha de ir más allá de la crisis de la COVID-19 y pensar en la recuperación posterior. Esa etapa no puede obviar problemas sociales que ya existían antes de la pandemia, y que esta puede agravar: la inclusión, la calidad de la democracia, los derechos humanos, la igualdad de género, la paz, la justicia y la seguridad ciudadana, y la transición ecológica. En suma, con todo aquello que integra la Agenda 2030, cuyos contenidos pueden ser vistos como una renovación del “contrato social”, que hoy está en cuestión y ha de ser reconstruido. La recuperación post-COVID-19 ofrece una oportunidad para que el European Green Deal o “pacto verde europeo” de la UE, lanzado en 2020 por la Comisión von der Leyen, desarrolle su dimensión externa.
Ante lo que ya se anuncia como la mayor crisis económica y social —y, quizás, política— de la historia reciente, hay que recordar de nuevo que la resiliencia social depende también de la cooperación internacional. Y que esa cooperación será clave para que la crisis de la COVID-19 sea una oportunidad para reescribir el contrato social a escala global. La COVID-19 es una crisis, pero también una oportunidad, para aunar esfuerzos de nuevo, y mostrar la utilidad de la cooperación internacional y el multilateralismo para la ciudadanía, y para la buena gobernanza del sistema internacional en su conjunto.
José Antonio Sanahuja