Ninguna enfermedad es igual para diferentes personas
Una mujer enferma de coronavirus de 60 años, con síntomas leves nos decía : «no estoy bien, tengo angustia, miedo, vivo sola en una casa muy pequeña con poca ventilación». Otra mujer enferma de 60 años, con los mismos síntomas leves, decía, «tengo molestias pero estoy bien, vivo en una casa grande, con jardín para pasear y vivo acompañada». Las dos tienen la misma enfermedad con síntomas clínicos parecidos, pero no la sufren igual, ni les afecta de la misma forma a una y otra.
Ninguna persona es igual a otra y ninguna enfermedad se desarrolla igual en cada persona, es tan importante conocer que tipo de persona es y sus circunstancias, como saber que enfermedad tiene. En la forma de enfermar influyen todos los aspectos psicosociales y medioambientales y la sufren de forma diferente personas con más o menos recursos o mas precarizadas, de igual forma es diferente entre hombres y mujeres. Las emociones y las condiciones de vida alteran la fisiopatología.
Esta pandemia ha producido muchos enfermos y muertes y también el confinamiento produce secuelas importantes en las personas con enfermedades graves y crónicas aparcadas, situaciones de violencia, convivencias difíciles, falta de recursos, soledad, duelos no resueltos.
El mundo se ha parado y el mantenimiento de la vida recae especialmente en las mujeres con impactos que todavía no sabemos pero que se visibilizarán en muchos casos con gran afectación a la salud.
Se han tejido grandes redes de apoyo y solidaridad para proteger a las personas más débiles, esto ha supuesto un apoyo fundamental en esta crisis que ha puesto la vida en al centro de todo y el cuidado como valor esencial se ha hecho visible para responder a la vulnerabilidad, el cuidado de la salud y a las personas con menos recursos.
Es necesario hacer cambios y construir con lo que hemos aprendido. Revertir el acoso al planeta como seguridad y defensa para que nos proteja frente a la expansión de virus. Establecer redes unificadas de conocimiento científico fiables con acciones comunes. Replantear los modelos de cuidado en todos los ámbitos. Políticas públicas globales con inclusión de género y paz al servicio de la vida, poner la salud publica en el centro de todo y que sea inclusiva, justa y sostenible. Hacer “que lo esencial deje de ser invisible”.
Amelia Bella.